la mirada emocionada hacia el crepúsculo, en el silencio milenario de un instante contemplativo, todo en sí, en el que cultivar íntimamente los recodos de nuestro recorrido. el horizonte que se inclina para dar espacio a una nueva puerta que se abre.
un crepúsculo que no es cierre de capítulo, sino inicio de un nuevo relato.